Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en
cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un
grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de
drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la
realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a
los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta
de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la
persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias
que llenen dicho vacío.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:
Factores de tipo social: En la actualidad, existe una
amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho
más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Tranquilizantes,
somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las farmacias sin
receta médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas
ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis,
están "de moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier
discoteca.
Factores de tipo familiar: Los hijos de padres
fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar
drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar
demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los
hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un
régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede
también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por
parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas
peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación
entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear
un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una
válvula de escape.
Factores de tipo individual: Muchos factores personales
pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser
vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas
personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja
autoestima o problemas afectivos. En efecto, bajo el efecto de las
drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar
los problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una
ilusión, y luego de ese estado de euforia viene una frustración incluso
mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga.
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